lunes, 3 de marzo de 2014

Retrato del arcipreste (coplas 1485-1488)


Dueña –dijo la vieja- yo lo veo a menudo:

es muy ancho de cuerpo, piernas fuertes, membrudo,

cabeza no pequeña, velloso, pescozudo,

el cuello no muy largo, pelinegro, orejudo:
las cejas separadas, negras como el carbón,

es erguido su andar, tiene aires de pavón;

muy firmes son sus pasos, y en buena dirección.

Tiene nariz muy larga, le falta proporción.


Las encías rojas y la voz grave,

la boca no pequeña, labios regulares,

más gruesos que delgados, rojos como el coral;

las espaldas muy anchas, las muñecas igual.


Sus ojos son pequeños, tirando a morenazo;

pectorales muy fuertes, muy fornido su brazo,

las piernas son perfectas; el pie, chico pedazo.

Señora, no vi más; su amor va en este abrazo.